Abrimos nuestra temporada de comuniones con una múltiple, una mesa para cuatro niños, cuyos nombres también estaban repetidos, que coincidencia, ¿verdad?
Separamos lo dulce de lo salado, y así quedó el resultado.
Una pena que las fotos estén a contraluz y no se aprecie bien, pero quedó monísima y muy elegante.
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